Narrativas en tiempos de virus

Este texto no tiene por finalidad dar soluciones; por el contrario, busca abrir canales de reflexión

¿Qué potencial (es) conocimiento(s) desvela el COVID-_19?

Desde principios de los años 80’s se produjo un cambio en los derroteros del modo de producción capitalista el cual ya no estaba produciendo efectos tan particulares. Algunos utopistas pensaron que se implantaría algún “otro” modo de producción (socialismo, comunismo), nada más falso.

Ese capitalismo rampante simplemente se tuvo que someter a una nueva lógica: la lógica financiera, siendo el “neo-liberalismo” el nombre adoptado para ello. Así es, un liberalismo nuevo y diferente, aterrizado, que se gestó después de la Segunda Guerra Mundial pero que maduró hasta los comienzos ochenteros. Reducción de la participación del Estado y la desmedida confianza en el “libre mercado” como vía del progreso planetario fueron los estandartes de batalla.

Ya en el ocaso del Siglo XX y los albores del XXI el embarazo neoliberal producido por la desregulación estatal y el mercado desmedido con la explosión vanguardista y potenciada de la tecnología tuvo su parto…la globalización. El mundo “mundeó” diría Heidegger.

Los resultados saltan a la vista y -en algún sentido- algunos preceptos “marxistas” mostraron vigencia y al mismo tiempo fueron superados; tras 36 o 38 años de neoliberalismo: pobreza y riqueza crecieron de manera exponencial.

El hombre se convirtió en “un componente vivo del taller” (Marx), la explotación por el otro; para dar paso a la nueva “biopolítica” que consiste en “asumir su auto-explotación” (Han).

Ya lo dijo Miguel Del Castillo (ITAM) y lo cito: “entre 125,000 y 220,000 personas tienen la mayor parte de los activos físicos —autos, casas y otros bienes— y financieros —dinero e inversiones—, mientras que más de 50% de los mexicanos vive con carencias alimentarias”. Y también refuerza lo anterior el director de la organización Oxfam Ricardo Fuentes-Nieva: “La riqueza está concentrada en muy pocas manos”, el índice de Gini (coeficiente para medir la desigualdad) también evidencia el tamaño de la desigualdad en México. Según el experto, este indicador es de 0.79%, lo que significa que el país está mucho más cerca de la desigualdad extrema, del uno, que de la equidad absoluta, del cero.

Particularmente ¿qué ha pasado en nuestro México? Lamentablemente o quizás (para algunos pocos) por fortuna (la historia lo demuestra) somos un pueblo estoico, aguantador; pueblo que resiste los atropellos externos y por sobre todo, los internos. Los externos son bien conocidos, nuestra dependencia con el vecino del norte (Estados Unidos de Norteamérica) ha impedido ampliar horizontes comerciales y culturales. Muchos gobiernos anteriores se decantaron por las “barras y las estrellas” y, como una “droga”, nos convertimos en “comercio-dependientes”.

Los resultados de no haber diversificado saltan a la realidad; si Estados Unidos sufre comercialmente en automático padecemos “depresión” económica. Nuestros gobiernos, trastocando la naturaleza de la palabra “crisis” (es temporal, excepcional y constituye oportunidad de cambio), aprendieron a convertirla en permanente y con ello descubrieron un coto que les permite explicar todo lo demás. Es así que cuando se produce (y fortalece) una “crisis financiera”, de inmediato surge la respuesta lógica que explica recortes presupuestales de política social y con ello la degradación del salario. Esta “lógica” aparentemente clara, impide “preguntar” sobre las causas reales de “esa” crisis, lo cual, la perpetúa volviéndola no solo permanente sino incluso resulta “provechoso” pensarla como irresoluta; ¿para qué?, para justificar un doble propósito: a) denostar/boicotear algún tipo de medida que pueda plantear soluciones y b) dar legitimidad a la concentración de la riqueza tan escandalosa como la que existe.

Tenemos o teníamos la inmortal, imperecedera idea de que no hay alternativas a esa forma de vida “impuesta” por nuestra historia de “estoicismo”, dependiente del hipercapitalismo en el que nos encontramos. Esa falta de alternativas era ponderada por una camada de políticos/empresarios quienes audazmente (hay que reconocerlo) simple y llanamente “dejaron” de discutir alternativas. Sin embargo, no calcularon bien ya que al expulsarlas de su narrativa nunca previeron que las alternativas entrarían con mayor frecuencia y cada vez más por la puerta de atrás en la vida ciudadana, vía desastres ambientales, vía crisis financierasy lo que hoy nos toca, vía…“crisis pandémicas”.

Es así como el COVID_19, desnuda y desmorona todo sistema conservador. Esa mezcla de ideas de arrogancia y seguridad hipercapitalista son pulverizadas desmitificando a “todos” los sistemas de salud en el mundo, mostrando su fragilidad e incompetencia, empezando por nuestra “droga” (E.U.A) quien con su “desaceleración económica” produjo consecuencias negativas obvias en infinidad de naciones. Países llamados “potencias mundiales” (Reino Unido, Francia, España, Italia) vieron socavados sus sistemas de salubridad mostrando cuan indelebles somos como especie.

Esta crisis tiene nódulos positivos y (esperemos) esperanzadores. Atendiendo a la etimología de la palabra Pandemia…pan= todo y demos= pueblo, observamos la elasticidad social demostrando nuestra solidaridad como especie aislándonos y evitando tocarnos, como diría Heidegger…”Ausencia que es presencia”; también “la naturaleza” nos agradece que la dejemos descansar bajando nuestros niveles de contaminación de manera dramática, es otro de los mensajes de la Naturaleza “¡basta de depredar el ambiente, el entorno!”.

Quedan entonces –cuando menos- un par de visos para la reflexión:

  1. La posibilidad de “pensar” otros marcos político/económicos en los cuales se pueda reducir la patética desigualdad social y la insultante concentración de la riqueza.
  2. La posibilidad de “pensar” otros marcos político/ecológicos para detener la “depravación” ambiental haciendo un mundo más “vivible” y más orquestado.

Se recomienda leer:

Han, Byung-Chul: Psicopolítica, Herder Editorial, Barcelona, 2016

Heidegger, Martin:   Ser y tiempo, Editorial Universitaria de Chile, Santiago de Chile, 2005

Marx, Karl: La tecnología del capital, Ítaca, México, 2005.

Consultar:https://expansion.mx/nacional/2017/08/14/10-de-los-mexicanos-concentra-dos-terceras-partes-de-la-riqueza-del-pais

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