El Gobierno de México anunció que emitirá bonos internacionales por 13,800 millones de dólares en euros y dólares. La jugada busca aliviar la pesada deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex), una de las empresas más endeudadas del mundo. Con este dinero se pretende recomprar unos 12,000 millones de dólares en obligaciones que vencen entre 2026 y 2029.
Pemex lleva años cargando con problemas financieros: costos altos, producción en caída y la presión de competir con energías limpias. Aunque la petrolera sigue siendo un símbolo nacional, su deuda es una bomba de tiempo para las finanzas públicas. De ahí la importancia de esta operación, que le da un respiro a corto plazo.
Para el gobierno, el mensaje es claro: Pemex sigue siendo prioridad. Con los bonos, buscan mostrar a los mercados que México está comprometido en mantener a flote a la petrolera, aunque eso signifique mover recursos de manera arriesgada.
En el fondo, también es una estrategia política: mantener viva la narrativa de que Pemex no se vende y sigue siendo “el corazón energético del país”. Pero la gran pregunta es si este rescate temporal será suficiente o si, tarde o temprano, habrá que replantear el futuro de la empresa frente a la transición energética mundial.