Múltiples voces generan iconografías sobre el futuro que viene. Con sabiduría y sensibilidad proyectan la ruta del porvenir post-pandemia. Imaginan una nueva era que se construye a marchas forzosas y que habrá de definir el entramado de la vida que ya está aquí.
Muchos expresan optimismo: “Lo que viene serán buenos tiempos”. También hay fatalistas y escépticos: “las crisis sanitarias serán recurrentes, más virulentas y transmisibles”. “Nos espera un futuro lúgubre”. Todos hacen un pronóstico de lo que nos espera como efecto del coronavirus. Seguro nada será igual.
Imaginar el futuro ayuda, ofrece pistas para comprender lo que vendrá. Ante su inminencia todos recomiendan equilibrio: una sana dosis de pesimismo e incredulidad y una sana dosis de optimismo y esperanza.
Para el escritor Yuval Noah Jarari “la humanidad tiene todo lo que necesita para contener y vencer la epidemia”. Dice que la crisis obliga a tomar decisiones y “quizás las dos opciones más importantes sean si esta crisis la enfrentamos a través del aislamiento nacionalista o si la enfrentamos a través de la cooperación internacional y la solidaridad”.
En la visión de Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, “además de la muerte momentánea de la cultura, esta crisis consagrará el papel central de lo digital y de la inteligencia artificial en la economía”. Desde su punto de vista, hay “que temer que la pandemia pueda hacer más profundas las grietas que existían en las relaciones internacionales, que generalmente anteponen las relaciones de fuerza al interés general”.
Gianni Vattimo (filósofo) establece que “sólo un cambio radical en las relaciones sociales y en las estructuras serviría para cambiar las cosas”. Necesitamos, advierte, nuevas regulaciones económicas para que se tenga la posibilidad real de ayudarse más de forma recíproca. No duda que habrá una “sensación generalizada de miedo entre la gente”.
Gilles Lipovetsky (escritor) opina que esta crisis debería detener en cierto modo el ritmo de la globalización, “porque ya se ha constatado una ausencia cruel de soberanía sanitaria por varios países”. El pensador no cree que esta crisis vaya a transformar radicalmente el comportamiento de la gente, ni el gusto por los viajes, ni por el consumismo, ni por la industria del ocio. Todo eso renacerá con más fuerza…”
Para Fernando Savater (filósofo y escritor) “los seres humanos somos lo que somos, con partes buenas y partes malas. Hacia el futuro, dejemos que la gente sea como mejor pueda ser, racionalmente, educadamente, con libertad, para que cada cual sea como le dé la gana”. ¿Qué vamos hacer?: “nos daremos cuenta de que un mundo más unido, más solidario, provee las necesidades de todos y con ello Invertir nuestra fuerza y talento para garantizar la salud y el bienestar”.
Javier Cercas (escritor) dice: algo que hemos aprendido y quedará es el valor del Estado: “Los Estados siguen siendo fundamentales. Hay un retorno clarísimo al Estado en todo el mundo. El problema es que “son impotentes y no cuentan con instrumentos para resolver problemas globales, como la pandemia”. Frente a los repliegues nacionalistas, generados entre otras cosas por el miedo, hay que estar alertas, dominarlo y seguir adelante.
Elif Shafak (escritora) reconoce temer a la permanencia de más desigualdades e injusticia. Espera que la post-pandemia sea un nuevo comienzo para construir un mundo mejor, con mayor democracia y mayor compromiso ciudadano con los temas fundamentales, como el clima, la transparencia y mujer. Respecto al nuevo orden global observa dos tendencias: “o se glorifica los nacionalismos o revive un espíritu más internacionalista, de solidaridad global. Todos estamos unidos en reconocer que tiene más sentido construir solidaridad”. “Para responder a los problemas globales necesitamos respuestas globales”.
Según el astrónomo Martin Rees este “será un hecho “único” del que nos recuperaremos, habiendo aprendido dos lecciones: a) “no deberíamos depender de las cadenas de suministro largas y no resistentes; e invertir en capacidad adicional, en personas y equipos para hacer frente a tales hechos”. 2) no será necesario que los trabajadores de la ciudad pasen una o dos horas desagradables cada día, viajando entre sus casas y oficinas.
Lo que Laurie Garret, periodista ganadora del Pulitzer, ve venir son “oleadas”. Las pandemias no serán un tsunami que lleguen de una sola vez y arrase con todo. Serán “miniondas que se dispararán en un sitio, luego en otro, y así sucesivamente y afectarán la forma en la que la gente piensa acerca de todo tipo de cosas. Revaluarán el uso del transporte público, reuniones grupales y viajes temporales y permanentes.
La verdad es que nadie sabe con certeza adónde nos llevará esta crisis. No hay idea de a que escenarios habrá que enfrentarse en el mediano plazo. Es un hecho que su impacto será de tal magnitud que va transformar el mundo social, político y económico que conocimos hasta hoy.
«Vamos a vivir», advierte el Instituto Coordenadas, «cambios sustanciales que nos conducirán inexorablemente a nuevas concepciones de los elementos de poder y soberanía de los Estados, con una interpretación completamente novedosa de conceptos clásicos, la defensa, la seguridad, poder digital, que ahora se van a conectar aún más».(https://www.institutocoordenadas.com/)
No será lo mismo pero la vida sigue y nos estamos dando cuenta de que necesitamos de los otros para vivir. Vendrán buenos tiempos, seguro llegará la normalidad, aunque sea lentamente, sin prisa, en la débil esperanza de un nuevo tiempo.